Cartas al director: Debemos “vivir”, no solo sobrevivir
13 sep 2016 / 00:00
H.
El tiempo pasa tan de prisa que tan solo nos damos oportunidad de “sobrevivir”.
Somos esclavos de la rutina y pasamos cada día sumergidos en un mar de
problemas y de situaciones triviales que pocos momentos libres nos
dejan. He dedicado algunos instantes a recordar cuándo fue la última vez
que, estando en alguna reunión o simplemente platicando con alguien,
haya escuchado algún comentario que dijera algo tan simple, como, “ayer vi un hermoso atardecer”.
Somos las personas las que movemos al mundo y no al revés. Hemos olvidado vivir para pasar tan solo sobrevivir en un mundo regido por el caos y la complejidad. Cuantificamos nuestro tiempo en dinero, no nos importa pasar algunas horas extras en nuestro trabajo para ganar una mejor posición en la empresa y sentir que así podemos ganar el mundo, pero nunca nos percatamos que al hacer eso estamos perdiendo cosas tan grandes como: la infancia de nuestros hijos.
Lo más irónico es que estas cosas que alimentan y engrandecen al ser humano son gratis y tan solo nos cuestan un poco de nuestro tiempo. Es más valioso para mi pasar 30 minutos con mis hijos jugando fútbol, que pasar tres horas intentando terminar ese proyecto que de cualquier forma veré mañana.
Me he dado cuenta de que me cuesta menos tomar el teléfono y hablarle a mi madre para preguntarle qué tal amaneció, antes que discutir interminablemente con mis colegas sobre el futuro de la economía. Me he dado cuenta de las cosas que me hacen sentir vivo. Estoy convencido de que nacimos para vivir. Mira a tu alrededor y ante tanta grandeza, responde: ¿Piensas seguir sobreviviendo?...
Ab. Elio Roberto Ortega Icaza
Somos las personas las que movemos al mundo y no al revés. Hemos olvidado vivir para pasar tan solo sobrevivir en un mundo regido por el caos y la complejidad. Cuantificamos nuestro tiempo en dinero, no nos importa pasar algunas horas extras en nuestro trabajo para ganar una mejor posición en la empresa y sentir que así podemos ganar el mundo, pero nunca nos percatamos que al hacer eso estamos perdiendo cosas tan grandes como: la infancia de nuestros hijos.
Lo más irónico es que estas cosas que alimentan y engrandecen al ser humano son gratis y tan solo nos cuestan un poco de nuestro tiempo. Es más valioso para mi pasar 30 minutos con mis hijos jugando fútbol, que pasar tres horas intentando terminar ese proyecto que de cualquier forma veré mañana.
Me he dado cuenta de que me cuesta menos tomar el teléfono y hablarle a mi madre para preguntarle qué tal amaneció, antes que discutir interminablemente con mis colegas sobre el futuro de la economía. Me he dado cuenta de las cosas que me hacen sentir vivo. Estoy convencido de que nacimos para vivir. Mira a tu alrededor y ante tanta grandeza, responde: ¿Piensas seguir sobreviviendo?...
Ab. Elio Roberto Ortega Icaza